miércoles, 10 de noviembre de 2010

Confirma a tus hermanas y hermanos

                          Simón, mira que Satanás ha pedido permiso 
para sacudirlos como se hace con el trigo. 
Pero yo he rezado por ti para que no falle tu fe. 
Y tú, una vez convertido, fortalece a tus hermanos
 Lucas 22, 31-32

I

Siempre me ha gustado este pasaje, porque me parece que es una muestra de esa infinita ternura, compasión y comprensión tan típica de Jesús, de la que tengo tanto que aprender. 

Muchas personas piensan que la instrucción confirma a tus hermanos es exclusiva para Pedro como "jefe" de la Iglesia. En esta frase se pretende fundamentar la facultad magisterial del Obispo de Roma, su "jurisdicción" sobre todos los fieles. Pedro sería en este pasaje la imagen del Papa.

Para mí, en cambio, Pedro en este pasaje es la imagen de cada persona que quiere seguir a Jesús. Pedro somos todos, Pedro somos todas.

Todos hemos experimentado la sensación de ser sacudidos como el trigo. Hemos enfrentado momentos de dudas, de vacilación, de debilidad. Todas y todos, como Pedro, hemos negado a Jesús, incluso quizá más de tres veces.

Y sin embargo, hemos escuchado en algún momento a nuestro lado una voz compasiva, tierna, comprensiva con nuestras incongruencias, animándonos a no perder la fe ni el amor, a no descorazonarnos. Recordándonos que podemos escoger un mejor camino, recordándonos que aquí nos las estamos viendo con un amor sin límites. 

Y, creo yo, que a cada una  y a cada uno, también se nos pide: cuando hayas sobrevivido a la tormenta, fortalece a quienes están a tu lado.

Confirma a tus hermanos y hermanas. Defintivamente, es algo que debería hacer toda persona que se diga cristiana: confiar en la ternura de Jesús, e intentar confirmar los pasos de los demás [igual de vacilantes que nuestros propios pasos] para que puedan confiar en la ternura de Jesús. No es una "tarea" sólo de los curas, de los obispos, o del Papa; sino una consecuencia natural de haber sido uno fortalecido cuando lo necesitábamos.

II
¿No es maravillosa la idea de un grupo de personas que, a pesar de sus mutuas dificultades y debilidades [o quizá, más bien, precísamente por sus mutuas debilidades y dificultades],  se ayudan, se fortalecen, se confirman unos a otras, unas a otros? ¿No debería ser éso la Iglesia? No sólo en una ocasión, en un acto sacramental, sino cada día, en los pequeños actos de la convivencia cotidiana.

A veces, el confirma a tus hermanos y hermanas puede tomar la forma de presentar una Petición Individual ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, o proporcionar un consejo legal sobre cómo tramitar una pensión de alimentos para unos niños. 

A veces, quizá incluso sin darnos cuenta, el simple gesto de detenerse a platicar cinco minutos fortalece a alguien que se sentía estresado o solitario. El discutir las dificultades para encontrar un buen tema de investigación, es a veces también una forma de confirmar el caminar;  o el ayudar a quitar miedos y fantasmas en una relación sentimental que va empezando.  Bueno, hasta el ser un poco simple y tonto  para aligerar la seriedad de ciertos ambientes con una risa (debo confesar que tengo AMPLIA experiencia en hacer el rídiculo jajaja)

Sólo basta con poner un poco de atención, para descubrir no sólo mil necesidades a nuestro alrededor, sino sobre todo mil y un gestos pequeños con que podemos intentar confirmarnos mutuamente en nuestros caminares.


III

Siempre me ha gustado este pasaje. Justamente a quien le va a negar de manera más explícita, es a quien le dice: yo estoy pidiendo por tí, y cuando regreses, fortalece al resto. Y esa parece ser una de las formas más típicas de actuar de Jesús: toma a los más débiles y a los peores, y les anima a dar lo mejor que puedan.

Ayer (martes) en la tarde, recibí un honor completamente inmerecido, que me ha conmovido profundamente. Fui invitado a  ser testigo y compañía en un paso muy importante para dos amigas a las que quiero mucho. Y recibir esa invitación, me ha confirmado a mí hoy.

Sí, resulta que andando en compañía de ese tal Jesús - de quien Pablo afirma que está vivo- incluso hasta cierto abogaducho mexicano tiene un granito de maíz que aportar a la mesa compartida, para caminar con paso arrecho, juntas y juntos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué bueno, Rodrigo, releer esas palabras sobre las que otros han construido el gran tinglado institucional de la ICAR piramidal para aplicarlas a todos! Hoy, "abogaducho" mexicano, Jesús me ha hablado por tí. ¡Ojalá nuestros jefazos encumbrados no tuvieran miedo a Jesús y lo escucharan a veces...!

Anónimo dijo...

Con todo el gusto de saberte caminando, confirmado y confirmando; con la evidencia de tu apoyo en mi camino y el agradecimiento total; con todo el amor que te tengo, te envío un abrazo desde acá.
A.
p.d. que insiste en el destino: en compañía de Jesús, con la compañía de Jesús... ;D

Rodrigo Olvera dijo...

Jajajaja... me acordé de lo que decía mi abuela sobre quienes conformaban la compañía de Jesús jajajaja
Te quiero un chingo, Ady!!

mª pilar dijo...

¡Que alegría "sentirte" tan cerca, tan ilusionado, alegre, y ¡¡¡yendo cada día!!!
Hermoso mensaje nos entregas, y con ese cariño que rezuma, nos impulsas de nuevo con tu ternura gozosa y entrañable.
¡Gracias! es un ragalo "sentirte cercano" comprovando que estás animado, esperanzado, y generosamente compartiendo tus experiencias.
¡Gracias amigo del alma!Un abrazo lleno de cariño. mª pilar